miércoles, 31 de marzo de 2010

DOMINGO DE RAMOS EN LA PARROQUIA DE SAN JOSÉ DE ARES: II EUCARISTÍA

El pasado domingo, al término de la bendición de los ramos y la procesión, tuvo lugar la celebración de la eucaristía en la iglesia parroquial de san José de Ares. Fue presidida por el sacerdote diocesano mexicano D. Marco Antonio Encinas Véliz, que es el predicador que ha invitado la Cofradía este año para la Semana Santa. Concelebraron el sacerdote diocesano D. Bernardo Mesías y el párroco, o sea yo. Ayudó en la celebración como acólito Manolo Vales, además de los monaguillos y monaguillas, y cantó el Coro Parroquial. (Fotos: Xuriñe Blanco y María Eugenia).





martes, 30 de marzo de 2010

DOMINGO DE RAMOS EN LA PARROQUIA DE SAN JOSÉ DE ARES- I BENDICIÓN Y PROCESIÓN

El pasado domingo tuvo lugar en la Parroquia de san José de Ares la bendición, procesión y misa del domingo de Ramos. Hoy vemos la primera parte. La bendición de los ramos tuvo lugar frente a la Capilla del Carmen, en la calle María de Ares, pues se cumplían los 50 años de la inauguración de la imagen de Jesús montado en la borrica y su bendición, que había tenido lugar en este sitio. Por tal motivo la Cofradía invitó a D. Ángel Saavedra a realizar dicho acto, ya que hace 50 años él era el párroco de Ares y la bendijo. A su término se inició la procesión, en la cual se portaba también el paso de san Juan, y se fue a la iglesia, donde tuvo lugar la eucaristía. Fotos: María Eugenia (que la vemos en dos imágenes realizando las fotos) y Xuriñe Blanco.














lunes, 29 de marzo de 2010

DOMINGO DE RAMOS EN LA PARROQUIA DE SAN PEDRO DE CERVÁS

Ayer domingo tuvo lugar en la Parroquia de san Pedro de Cervás la misa del Domingo de Ramos. Se inició en el exterior de la iglesia con la bendición de las Palmas, y después se inició la procesión hasta el templo parroquial, donde se celebró la misa. (Fotos: María del Carmen).







viernes, 26 de marzo de 2010

FOTOS DEL MINISTERIO DE ACOLITADO DE TINO

Manolo Vales asistió ayer al ministerio de Acolitado de Tino, junto con unos alumnos de religión de su instituto. A continuación dejamos las fotografías que nos envió.





BENDICIÓN DE UNA NUEVA PALA PARA EL AYUNTAMIENTO DE ARES

Esta mañana ha tenido lugar en la plaza de la Iglesia de Ares la bendición de una nueva pala excavadora adquirida por el Ayuntamiento, que será utilizada en diversos trabajos necesarios para la mejora del municipio.







"Probando" la nueva pala con el Alcalde, D. Julio Iglesias

DON ÁNGEL, PREDICADOR DE LA SEMANA SANTA EN PONTEDEUME

D. Ángel Saavedra Meijomide, párroco emérito de Marín y colaborador de la Parroquia de Ares, será este año el predicador de la Semana Santa en Pontedeume. Desde aquí le felicitamos y alabamos su disponibilidad con los compañeros.




(D. Ángel (a la derecha) hablando con el párroco de Pontedeume, D. José Ramón Cascón, (a la izquierda) en el último retiro celebrado en la Casa de Ejercicios de esta villa.

TINO HA SIDO INSTITUIDO ACÓLITO



El reportaje fotográfico se puede ver en el blog del Plan Pastoral del Arzobispado, AQUÍ

jueves, 25 de marzo de 2010

HOY TINO SERÁ INSTITUIDO ACÓLITO EN SANTIAGO



(Celestino Fernández Carro "Tino")

CUATRO SEMINARISTAS RECIBIRÁN HOY LOS MINISTERIOS DEL LECTORADO Y DEL ACOLITADO

NOTA DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN SOCIAL DEL ARZOBISPADO
. El Arzobispo de Santiago, Julián Barrio, presidirá el jueves 25 de marzo, a las 19.00h en la iglesia de san Martín Pinario, una celebración en la que un seminarista será instituido Lector y tres, Acólitos.
Ricardo Sanjurjo Otero será instituido Lector. Es de la parroquia de santa María de Pontevedra, estudia 5º de Estudios Eclesiásticos y su destino pastoral es la parroquia de santa María do Porto de Marín.
Y Acólitos: Juan Orlando Crespo González, proviene de la parroquia de Ntra Sra de Fátima Barquisimeto, Estado Lara-Venezuela, estudia 1º de Bienio en Teología Fundamental y su destino pastoral es la parroquia de san Vicente de Vimianzo; Celestino Fernández Carro, de la parroquia de san José de Ares, estudia 5º de Estudios Eclesiásticos y su destino pastoral es la parroquia de Santiago de Padrón; y Alberto Recarey Gómez, es de la parroquia de san Vicente de A Baña, estudia 2º Bienio en Teología Fundamental y su destino pastoral es la parroquia de santa Cristina de Fecha, en Santiago.
El Lectorado y el Acolitado son dos ministerios laicales que capacitan, el primero, para proclamar la Palabra de Dios en la Eucaristía, y el segundo, para el servicio del altar, especialmente el servicio de la Eucaristía.
Tras la homilía, se realiza el rito por el que se instituyen estos dos ministerios. A los candidatos al Lectorado se les dice: “Recibe el libro de la Sagrada Escritura y transmite fielmente la Palabra de Dios para que sea cada día más viva y eficaz en el corazón de los hombres”. El candidato al Acolitado escuchará de rodillas delante del prelado: “Recibe esta patena con el Pan para la celebración de la Eucaristía y vive de tal forma que seas digno de servir la mesa del Señor y de la Iglesia”.

Desde aquí le damos la enhorabuena.

CAMPAÑA A FAVOR DE LA VIDA. "ES UN TÚ EN TI"

martes, 23 de marzo de 2010

¡ANÍMATE Y VEN A LA PEJ!

Javier Porro, Delegado de la Juventud de la Archidiócesis, nos presenta la Peregrinación Europea de Jóvenes 2010 (PEJ 2010).

viernes, 19 de marzo de 2010

19 DE MARZO: SOLEMNIDAD DE SAN JOSÉ, ESPOSO DE LA VIRGEN MARÍA



SEGUNDO TEXTO DEL OFICIO DE LECTURA DE LA SOLEMNIDAD
De los Sermones de san Bernardino de Siena, presbítero
(Sermón 2, Sobre san José: Opera 7, 16. 27-30
)


Es norma general de todas las gracias especiales comunicadas a cualquier creatura racional que, cuando la gracia divina elige a alguien para algún oficio especial o algún estado muy elevado, otorga todos los carismas que son necesarios a aquella persona así elegida, y que la adornan con profusión.
Ello se realizó de un modo eminente en la persona de san José, que hizo las veces de padre de nuestro Señor Jesucristo y que fue verdadero esposo de la Reina del mundo y Señora de los ángeles, que fue elegido por el Padre eterno como fiel cuidador y guardián de sus más preciados tesoros, a saber, de su Hijo y de su esposa; cargo que él cumplió con absoluta fidelidad. Por esto el Señor le dice: Bien, siervo bueno y fiel, pasa al banquete de tu Señor.
Si miramos la relación que tiene José con toda la Iglesia, ¿no es éste el hombre especialmente elegido, por el cual y bajo el cual Cristo fue introducido en el mundo de un modo regular y honesto? Por tanto, si toda la Iglesia está en deuda con la Virgen Madre, ya que por medio de ella recibió a Cristo, de modo semejante le debe a san José, después de ella, una especial gratitud y reverencia.
Él, en efecto, cierra el antiguo Testamento, ya que en él la dignidad patriarcal y profética alcanza el fruto prometido. Además, él es el único que poseyó corporalmente lo que la condescendencia divina había prometido a los patriarcas y a los profetas.
Hemos de suponer, sin duda alguna, que aquella misma familiaridad, respeto y altísima dignidad que Cristo tributó a José mientras vivía aquí en la tierra, como un hijo con su padre, no se la ha negado en el cielo; al contrario, la ha colmado y consumado.
Por esto, no sin razón añade el Señor: Pasa al banquete de tu Señor. Pues, aunque el gozo festivo de la felicidad eterna entra en el corazón del hombre, el Señor prefirió decide: Pasa al banquete, para insinuar de un modo misterioso que este gozo festivo no sólo se halla dentro de él, sino que lo rodea y absorbe por todas partes, y que está sumergido en él como en un abismo infinito.
Acuérdate, pues, de nosotros, bienaventurado José, e intercede con tus oraciones ante tu Hijo; haz también que sea propicia a nosotros la santísima Virgen, tu esposa, que es madre de aquel que con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina por siglos infinitos. Amén.

ORACIÓN
Dios todopoderoso, que, en los albores del nuevo Testamento, encomendaste a san José los misterios de nuestra salvación, haz que ahora tu Iglesia, sostenida por la intercesión del esposo de María, lleve a su pleno cumplimiento la obra de la salvación de los hombres. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

lunes, 15 de marzo de 2010

MIGUEL DELIBES Y EL ABORTO




ABC 20 DE DICIEMBRE DE 2008

ABORTO LIBRE Y PROGRESISMO

En estos días en que tan frecuentes son las manifestaciones en favor del aborto libre, me ha llamado la atención un grito que, como una exigencia natural, coreaban las manifestantes: “Nosotras parimos, nosotras decidimos”. En principio, la reclamación parece incontestable y así lo sería si lo parido fuese algo inanimado, algo que el día de mañana no pudiese, a su vez, objetar dicha exigencia, esto es, parte interesada, hoy muda, de tan importante decisión. La defensa de la vida suele basarse en todas partes en razones éticas, generalmente de moral religiosa, y lo que se discute en principio es si el feto es o no es un ser portador de derechos y deberes desde el instante de la concepción. Yo creo que esto puede llevarnos a argumentaciones bizantinas a favor y en contra, pero una cosa está clara: el óvulo fecundado es algo vivo, un proyecto de ser, con un código genético propio que con toda probabilidad llegará a serlo del todo si los que ya disponemos de razón no truncamos artificialmente el proceso de viabilidad. De aquí se deduce que el aborto no es matar (parece muy fuerte eso de calificar al abortista de asesino), sino interrumpir vida; no es lo mismo suprimir a una persona hecha y derecha que impedir que un embrión consume su desarrollo por las razones que sea. Lo importante, en este dilema, es que el feto aún carece de voz, pero, como proyecto de persona que es, parece natural que alguien tome su defensa, puesto que es la parte débil del litigio.
La socióloga americana Priscilla Conn, en un interesante ensayo, considera el aborto como un conflicto entre dos valores: santidad y libertad, pero tal vez no sea éste el punto de partida adecuado para plantear el problema. El término santidad parece incluir un componente religioso en la cuestión, pero desde el momento en que no se legisla únicamente para creyentes, convendría buscar otros argumentos ajenos a la noción de pecado. En lo concerniente a la libertad habrá que preguntarse en qué momento hay que reconocer al feto tal derecho y resolver entonces en nombre de qué libertad se le puede negar a un embrión la libertad de nacer. Las partidarias del aborto sin limitaciones piden en todo el mundo libertad para su cuerpo. Eso está muy bien y es de razón siempre que en su uso no haya perjuicio de tercero. Esa misma libertad es la que podría exigir el embrión si dispusiera de voz, aunque en un plano más modesto: la libertad de tener un cuerpo para poder disponer mañana de él con la misma libertad que hoy reclaman sus presuntas y reacias madres. Seguramente el derecho a tener un cuerpo debería ser el que encabezara el más elemental código de derechos humanos, en el que también se incluiría el derecho a disponer de él, pero, naturalmente, subordinándole al otro.
Y el caso es que el abortismo ha venido a incluirse entre los postulados de la moderna “progresía”. En nuestro tiempo es casi inconcebible un progresista antiabortista. Para éstos, todo aquel que se opone al aborto libre es un retrógrado, posición que, como suele decirse, deja a mucha gente, socialmente avanzada, con el culo al aire. Antaño, el progresismo respondía a un esquema muy simple: apoyar al débil, pacifismo y no violencia. Años después, el progresista añadió a este credo la defensa de la Naturaleza. Para el progresista, el débil era el obrero frente al patrono, el niño frente al adulto, el negro frente al blanco. Había que tomar partido por ellos. Para el progresista eran recusables la guerra, la energía nuclear, la pena de muerte, cualquier forma de violencia. En consecuencia, había que oponerse a la carrera de armamentos, a la bomba atómica y al patíbulo. El ideario progresista estaba claro y resultaba bastante sugestivo seguirlo. La vida era lo primero, lo que procedía era procurar mejorar su calidad para los desheredados e indefensos. Había, pues, tarea por delante. Pero surgió el problema del aborto, del aborto en cadena, libre, y con él la polémica sobre si el feto era o no persona, y, ante él, el progresismo vaciló. El embrión era vida, sí, pero no persona, mientras que la presunta madre lo era ya y con capacidad de decisión. No se pensó que la vida del feto estaba más desprotegida que la del obrero o la del negro, quizá porque el embrión carecía de voz y voto, y políticamente era irrelevante. Entonces se empezó a ceder en unos principios que parecían inmutables: la protección del débil y la no violencia. Contra el embrión, una vida desamparada e inerme, podía atentarse impunemente. Nada importaba su debilidad si su eliminación se efectuaba mediante una violencia indolora, científica y esterilizada. Los demás fetos callarían, no podían hacer manifestaciones callejeras, no podían protestar, eran aún más débiles que los más débiles cuyos derechos protegía el progresismo; nadie podía recurrir. Y ante un fenómeno semejante, algunos progresistas se dijeron: esto va contra mi ideología. Si el progresismo no es defender la vida, la más pequeña y menesterosa, contra la agresión social, y precisamente en la era de los anticonceptivos, ¿qué pinto yo aquí? Porque para estos progresistas que aún defienden a los indefensos y rechazan cualquier forma de violencia, esto es, siguen acatando los viejos principios, la náusea se produce igualmente ante una explosión atómica, una cámara de gas o un quirófano esterilizado.

Miguel Delibes