jueves, 17 de diciembre de 2009

ARTÍCULO PARA LA REFLEXIÓN DE WWW.RELIGIONENLIBERTAD: "NO ENTIENDO TANTA GAITA CON LO DEL CRUCIFIJO"



11 diciembre 2009
POR JOSÉ ALBERTO BARRERA


Me encanta meterme en jardines y voy a hacerlo aunque me sacaré el paraguas por si me cae un chaparrón, pero es que no entiendo a qué viene rasgarse las vestiduras con esto de que los socialistas quieran quitar el crucifijo de las aulas.
Algo me dice que nos preocupa más el símbolo que lo que significa, porque si no, no puedo entenderlo, y me explico:
El hecho de que desaparezcan los crucifijos no es sino un símbolo de la descristianización rampante que vivimos en esta Europa secular y laicista, que no tiene respeto a sus raíces ni a su historia y abomina de la religión que dio a luz los derechos del hombre y tantísimos derechos sociales.
Hasta ahí de acuerdo, si no fuera porque creo no podemos negar la contribución a la descristianización de parte de nosotros mismos, los miembros de la Iglesia. Hablando de contribución, creo que si pusiéramos para la evangelización el mismo esfuerzo mediático y de recursos que el que damos a ciertas campañas de la Iglesia, no tendríamos que lamentarnos de la retirada de los crucifijos.
Y me explico, tenemos colegios, universidades, hospitales, hospicios, asilos, campamentos, Caritas, Manos Unidas…la lista es inacabable. Además de eso tenemos parroquias, órdenes religiosas, movimientos de la Iglesia…pero no nos engañemos, la sociedad se descristianiza.
La tónica general de la pastoral, es una tónica relajada y de mantenimiento que está en franco declive. No digo no haya excepciones, ni que falte gente dejándose lo mejor de su vida en intentarlo; de hecho creo que a veces hay demasiados esfuerzos mal enfocados que por eso se pierden.
Frente a esto los cristianos nos dedicamos a pelearnos sobre si somos progres o carcas, acudimos a las parroquia a que nos den la Eucaristía a mesa servida, a recibir y abdicamos de la educación de nuestros hijos para dejársela a la sociedad con sus colegios, porque estamos demasiado ocupados trabajando en un bienestar que nos permita tener dos coches y una pantalla plana.
No nos engañemos, en general, somos parte del engranaje de esta sociedad, y si la sal se desala…quién dará sabor de Evangelio a esta sociedad. Los que con veinte años eran unos jóvenes llenos de ideales, ahora trabajan para ganarse el pan, comprar la seguridad del mañana, y mantener a la familia, sin que les dé tiempo a evangelizar, porque esta sociedad les pide el todo de su tiempo y de sus esfuerzos…santificar el trabajo y la familia sí, y siempre..pero digo yo que épocas de crisis habrá que hacer esfuerzos extra, para predicar de palabra además de predicar de obra.
Qué pocos como los neocatecumenales, que meten a la familia entera en el negocio de servir al Señor, que lo comparten todo en comunidad, y que lo dejan todo para irse evangelizar- además de dedicarse a llamar a las puertas de la gente los domingos- y aún así nos permitimos criticarlos.
Cuántos tradicionalistas preocupados en el color de la orla de las vestimentas litúrgicas, cuántos progres empeñados en su causa de rebeldes con o sin causa. Cuanta gente en definitiva defendiendo su statu quo y la tradición en la que se han movido.
Y de evangelizar, qué poco. Es mejor lamentarse de los tiempos que corren, encerrarse en la capilla y en la piedad, contentarse con una acción social amordazada que se autocensura a la hora de evangelizar de palabra. Es mejor pensar que el problema viene de fuera.
Siento decir todo esto, pero es que me fastidia ver a la gente soliviantada por el símbolo, la cruz, cuando no les duele lo suficiente que la gente no crea, mientras a ellos no les toquen su misa, su formación, su acción o su esquema de cómo debe ser la sociedad y la iglesia.

Yo no me alegro de que quiten los crucifijos, pero no puedo evitar pensar que da igual tener un crucifijo en la pared, si la gente no lleva el crucifijo en el corazón o en el alma. De hecho me figuro que el signo indeleble del bautismo es una cruz marcada a fuego en el alma, y lo que me duele es ver que cada vez hay más gente que no bautiza a sus hijos y que siendo bautizada han emborronado esta marca…
Pero la culpa de que las ovejas se tiren por el barranco, no sólo es del lobo, también algo tendrá que ver el pastor que tiene que cuidarlas, guiarlas y alejarlas del lobo. Si la misión de todo confirmado es la de “id por todo el mundo y haced discípulos en mi nombre”, que alguien me explique cómo se compadece esto con el cristianismo domesticado que nos hemos acostumbrado a vivir en España.
Y por favor, no me vengan con soluciones obvias de tipo “es que no rezamos”, porque estoy convencido de que la gente reza. Vayamos a San Pablo “ ¡ay de mí si no evangelizara!”
¿Se imaginan una clase sin crucifijo en la pared, pero con crucifijo en el cuello de cada uno los alumnos? ¿Acaso no es el crucifijo en la pared una consecuencia de que mucha gente se convirtió en cristiana en otras épocas? Pues si ahora la gente está dejando de serlo, no nos extrañemos de que lo quiten.
A mí no me da pena que quiten los crucifijos, me da esperanza, porque me parece que a lo mejor alguien reaccionará y se preguntará por qué lo están quitando y qué podemos hacer para evitarlo; pero miremos a la causa de que los quiten, que no es otra sino la descristianización de la sociedad.
Lo demás es plantear batallas accesorias, defender la tradición por la tradición, y olvidarse de que por mucha cruz colgada que haya, lo que se trata es de que la salvación de Dios llegue a todos los hombres.

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