Se trata de un artículo muy crítico, con el que se puede disentir en algunos aspectos o valoraciones que en él se hacen.
CONVENTOS Y MONASTERIOS COYOTES
Definimos la trata de vocaciones como “la captación, traslado, acogida o recepción de personas con engaño, ocultamientos o promesas de beneficios tendentes a obtener el consentimiento de jóvenes africanas para fines de sostenimiento de Congregaciones religiosas y Conventos en extinción y para fines de mano de obra o de explotación laboral que el "ora et LABORA" hacen más digerible.
¿Por qué las chicas africanas son víctimas de la trata de vocaciones?
Hay varias razones por las que las chicas africanas son contactadas, reclutadas, movilizadas por redes de tratantes religiosas (que llamaremos "coyotes" como en el caso de la "trata de personas"). Entre estas razones están principalmente:
La falta o limitada presencia de oportunidades en el propio país. El aprovechamiento de los sueños de las personas que viven en condiciones de pobreza, desempleo y poco acceso a la educación. Personas cuyas condiciones sociales y económicas convierten la vocación en una de las pocas formas posibles de sacar adelante a una familia o a sí mismas (vocación muchas veces forzada por las condiciones socio-culturales).
Por no decir todas, la mayoría de las chicas consideran la posibilidad de ser monjas en Europa para encontrar un “futuro mejor” para sí mismas y para ayudar a sus familias. Muchas veces sin saber qué se van a encontrar. El 100% ignora que son llevadas a conventos "de clausura". Frecuentemente están dispuestas a viajar a un lugar desconocido en el que algunas veces se van a encontrar con una cultura y un idioma diferente. O, como en el caso de las que llegan a Cataluña, Galicia o Euskadi, con dos culturas y dos idiomas. En estos casos sólo se les enseña a hablar la lengua local de estos territorios. Y, en algunos casos, se les prohíbe hablar entre ellas su lengua materna.
¿Cómo funciona la trata de vocaciones?
Unas chicas son atraídas con promesas de ayuda económica a las familias, algunas veces de educación y carreras. También hay casos en que las jóvenes son reclutadas mediante las parroquias y las “fundaciones“, que son las que arreglan todo lo indispensable para que la joven realice el viaje. Generalmente la Congregación u Orden tratante corre con los costos - por ejemplo de los documentos necesarios para salir del país, del visado, de los billetes de avión- para luego poder crear una “deuda“. Para que la explotación de la víctima sea más efectiva, el convento tratante mantiene constantemente el control sobre la víctima. El temor es usado para someter a las jóvenes; por lo general esto se hace recordando a la víctima “la deuda” (haberle traído a Europa, poder comer y dormir bajo un techo) que tiene por medio de chantaje, violencia psicológica e intimidación. Las comunidades conventuales son muy expertas en este tipo de actuaciones.
Algunas condiciones que se dan en la trata de vocaciones y de personas:
La joven cazada es trasladada desde su entorno (país) a otro entorno diferente. Lo que importa es su desarraigo de la comunidad de origen. Por su vocación renuncia a la familia. Un ejemplo muy reciente: a la chica no le dijeron (Agustinas) en origen que en nueve años no podría volver a ver a su familia, y después de nueve años ya nunca más.
La chica captada, ya enclaustrada, no es libre de hacer lo que quiere y está limitada en su libertad de movimientos. No se puede ir porque está sometida a varias medidas de presión y chantaje. Sin estudios, sin dinero, sin futuro, con años encima.
Las jóvenes captadas son explotadas en muchos tipos de actividades dentro de todos los ámbitos laborales y oficios: trabajos de pastelería, de copistería. Sin nada a cambio. Es la manera de pagar el gran favor de haberles traído a Europa y de asegurarle el pan y la cama de cada día.
¿Quién es el tratante?
En el proceso repugnante intervienen personas religiosas que cumplen diferentes funciones. Tratantes son:
- Quien recluta (congregaciones y órdenes religiosas “coyotes”)
- Quien contacta (el cura local o un “comercial” europeo, generalmente cura)
- Quien autoriza y consiente (el obispo africano de turno, el obispo diocesano europeo)
- Quien acoge y bendice (el obispo de la diócesis donde se halla el convento coyote)
- Quien la forma “para la nueva vida” en origen (en algunos casos otras religiosas africanas y las europeas expresamente desplazadas)
- Quien organiza el viaje (a veces intervienen las propias familias, encantadas de que la joven vaya a Europa y salga del infierno para así, desde allí, ayudarles)
- Quien tramita los documentos (los conventos o monasterios coyotes)
- Quien recoge a la persona a la llegada (los conventos o monasterios coyotes)
- Quien corre con todos los gastos (los conventos o monasterios coyotes)
- Quienes se benefician directamente de la trata (los conventos o monasterios coyotes)
- Quienes al llegar le transmiten las normas, las condiciones y la información que no habían dado en origen. Es un momento duro. La joven descubre que:
Ha venido a ser monja
a buscar espiritualidad
no a buscar riqueza
De estudios prometidos, nada de nada
De ayuda a sus familias pobres, nada de nada
De visita a las familias, cada 4, 5 o 9 años.
De evangelizar Europa, nada de nada.
De salir, nada de nada. El régimen de clausura se descubre ya en clausura.
De poder comunicarse con la familia, lo mínimo.
A trabajar para el convento, a cambio de comer y dormir.
Si muere un familiar directo, basta una oración.
Todos saben que las jóvenes van a ser utilizadas como objetos en su destino y que serán abandonadas a su suerte si deciden dejar el convento.
De hecho, hay espantadas. Un alto porcentaje de africanas se escapan al descubrir el engaño y ante la imposibilidad de vivir una vida a la que habían accedido completamente engañadas, con mentiras más que piadosas.
Las religiosas africanas también se implican
Desgraciadamente, el lavado de cerebro -denominado “formación- es tal, que las propias africanas, con escasísima formación académica, se prestan a llevar adelante este abominable tráfico de vocaciones. Con la excusa de ir a “fundar”, participan en el engaño a sus compatriotas, son utilizadas por los clanes conventuales para “cazar” vocaciones, con destino a los conventos de Europa o para intentar vanamente prolongar en África un estilo de vida que en Europa está fracasando y que en África fracasará totalmente.
Un consejo a estas religiosas "fundadoras": que funden todo lo que quieran en África, pero sin echar ya la vista atrás. Como dijo un creyente africano, en África la Iglesia no se hereda. Se crea.
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