(Cardenal Renato Raffaele Martino)
CARDENAL MARTINO: EL MUNDO NO PUEDE DESINTERESARSE DEL CONGO
Declaración del presidente de “Justicia y Paz”
CIUDAD DEL VATICANO, jueves 30 de octubre de 2008 (ZENIT.org).- “El mundo no puede continuar mirando sin intervenir” ante la situación que está atravesando el nordeste de la República Democrática del Congo, sostiene el cardenal Renato Raffaele Martino, presidente del Consejo Pontificio “Justicia y Paz”.
En una declaración publicada hoy, el purpurado ha recordado el llamamiento lanzado por Benedicto XVI con ocasión del Ángelus del 12 de octubre pasado, cuando hablando de la situación de la provincia congoleña de Kivu del Norte, invitó a rezar “por la reconciliación y la paz” en esa región, pensando sobre todo en el gran sufrimiento de las poblaciones afectadas.
Las informaciones sobre la reanudación de los combates en esa zona del país, explica el cardenal Martino, “constituyen una señal de alarma y un grave motivo de preocupación”.
“El mundo no puede continuar mirando sin intervenir la muerte de víctimas inocentes, y los casos de violencia y barbarie, ni desinteresarse por la suerte de decenas de miles de refugiados que huyen de la guerra y que están expuestos a la intemperie, a las enfermedades y al hambre”.
El dicasterio que preside, añade, “se dirige a las partes en conflicto para que renuncien a la lógica de la confrontación y de las armas, elijan el diálogo y las negociaciones” y, “en un impulso de humanidad, pongan el bien común por encima de intereses egoístas y de parte”.
El Consejo Pontificio “Justicia y Paz” pide también a la comunidad internacional que intervenga “ con todo su peso en la resolución del conflicto en curso, velando particularmente por el respeto, por parte de los beligerantes, de los diversos acuerdos de paz que han suscrito”.
De la misma forma, subraya “la importancia de una solución de la crisis que tenga debidamente en consideración las preocupaciones por la paz y la seguridad de todos los países y los habitantes de la Región de los Grandes Lagos de África, ya que no puede haber paz si no es global, fundada en el diálogo y la reconciliación, condiciones indispensables para la estabilidad y el desarrollo solidario”.
Frente a la dramática situación congoleña, Cáritas Internationalis ha dirigido un llamamiento para poner fin al sufrimiento de las poblaciones y permitir a las agencias humanitarias que les hagan llegar las ayudas.
En un comunicado enviado a ZENIT, Cáritas revela que alrededor de 250.000 civiles han abandonado sus casas en Kivu del Norte desde el acuerdo de paz de enero, que entró en crisis en agosto. En los dos años anteriores han debido hacer lo mismo casi 850.000 personas.
La respuesta de emergencia de Cáritas pretende proporcionar alimento y otros artículos de primera necesidad a 90.000 personas que han perdido su casa tras los enfrentamientos en el Congo oriental.
Si no se restablecen rápidamente las condiciones de seguridad, la distribución planificada por Cáritas de bienes no alimentarios en la capital provincial, Goma, y en las zonas limítrofes, podría resultar comprometida. Entre otros problemas, habría que evacuar al personal internacional.
“Estamos asistiendo a la escalada de un desastre humanitario de amenaza con afectar al Congo oriental y a toda la región”, confiesa fr. Pierre Cibambo, responsable de las relaciones en África de Cáritas Internationalis. “La guerra de 1998-2003 y la posterior crisis humanitaria han costado la vida a 5,4 millones de personas. Una vuelta a la guerra sería una catástrofe”.
Para Cáritas, admitió, “se ha vuelto difícil proporcionar alimento y medicinas a personas con necesidades urgentes. Todas las partes del conflicto tienen el deber de permitir a las agencias humanitarias el acceso a la población y la defensa de la vida de los civiles. Es fundamental que se restablezca la seguridad y que se puedan retomar los esfuerzos de llevar auxilio”.
“Cáritas es una organización de base – añadió fr. Cibambo –. Nuestro personal forma parte de las comunidades a las que servimos. Esto nos da la posibilidad de llevar adelante nuestro trabajo”.
“Todas las partes deben respetar los acuerdos que han firmado -concluyó-. La gente del Congo ha sido demasiado tiempo rehén del conflicto”.
(De www.zenit.org)¿A QUIÉN BENEFICIA LA NUEVA GUERRA EN EL CONGO?
Federación de Comités de Solidaridad con África Negra
Umoya
Dos años después de celebradas unas elecciones libres, democráticas y trasparentes en la República Democrática del Congo (RDC), el pueblo congoleño de las provincias del este del país, Kivu-Norte y Kivu-Sur, sigue viviendo una pesadilla de violencia, inseguridad y violación permanente de los Derechos Humanos. Los asesinatos, violaciones, saqueos, batallas, huída de la población, resurgen de nuevo y se multiplican, alejándose así toda esperanza de restauración de la paz, condición necesaria para comenzar a mejorar las condiciones de vida de una población sumida por décadas en la pobreza y la inseguridad.
El artífice de tanto sufrimiento es Laurent Nkunda, tutsi congoleño, dirigente de la guerrilla que asola esta zona de la RDC. Nkunda y sus hombres están apoyados claramente por el gobierno de Ruanda que, a su vez sirve los intereses de grandes potencias del Norte (Estados Unidos, Reino Unido, Bélgica, Holanda).
Pero ¿por qué se interesan estas grandes potencias por el este de la RDC? La respuesta es evidente: En esa zona existen importantes minas de coltán, casiterita, diamantes, wolframita…, minerales que salen del país en camiones y helicópteros, vía Ruanda, y terminan en las manos de las multinacionales de occidente.
En estos últimos días la situación se ha agravado. Dos batallones ruandeses han penetrado en territorio congoleño. El lunes, 26 de octubre, un numeroso contingente del ejército ruandés atacó la base congoleña de Rumangabo quedando a las puertas de Goma, capital del Kivu-Norte; se teme una gran ofensiva bélica ruandesa, con devastadoras consecuencias para la población. La preparación de esta acción de Ruanda fue denunciada la semana anterior en la ONU por el presidente congoleño, Joseph Kabila, quien se reunió también con la Asociación de países del Cono Sur africano (SADC). Estos le prometieron ayuda en caso de una invasión de Ruanda.
Lo que hasta hace poco era sólo una sospecha o parecían hechos aislados, ha ido tomando cuerpo gracias a las numerosas denuncias de la sociedad civil: la MONUC, (Misión de la Organización de Naciones Unidas), con 17.000 cascos azules en la región, no está cumpliendo con los objetivos de su misión de paz y de protección a la población. Fuentes fidedignas sobre el terreno acusan a estas “fuerzas de paz” de trasladar soldados ruandeses en sus helicópteros, entregarles uniformes de la MONUC, permitir el paso de la frontera a militares ruandeses y trasladarlos a los lugares donde están las guerrillas de Nkunda; les acusan, de permanecer inactivos cuando atacan las guerrillas, de no dar su apoyo al ejército gubernamental cuando éste más lo necesita…
Ante todo esto se comprende que la población se haya manifestado estos últimos días contra las fuerzas de la MONUC acusándolas de apoyar al enemigo y pidiéndoles que se marchen de la RDC. La misma Colette Braeckman, en un artículo aparecido el martes, 28 en “le soir.be”, escribe: “¿Para qué sirve esta misión que absorbe mil millones de dólares al año? Dos batallones suplementarios ¿mejorarían las cosas? ¿No habría que ir pensando, urgentemente, en un relevo de la MONUC por una fuerza europea de disuasión o, por lo menos, una fuerza policial compuesta por observadores neutrales y creíbles?…”
Esta situación no ha sido ajena a la reciente dimisión del Jefe de la MONUC, Gral. Vicente Díaz de Villegas y Herrerías, después de apenas dos meses en su cargo. Si bien el Gral. Villegas alegó motivos personales parecen cada vez más verosímiles las sospechas que relacionan esta dimisión con la incapacidad o falta de voluntad política de la MONUC para cumplir su mandato originario en el Kivu.
Deberíamos preguntarnos cómo es posible que esta Misión de Naciones Unidas, que pagamos entre todos, esté actuando siguiendo las directrices del todavía presidente de los EEUU. ¿No tendremos que arrepentirnos –demasiado tarde- de haber permitido esta nueva guerra de agresión y saqueo? Sin embargo, la prensa occidental se limita a informar de la crisis humanitaria silenciando el nombre y los motivos de los verdaderos agresores. Los políticos y la ONU expresan su “gran preocupación por el aumento de la violencia en el Este de la RDC” y luego miran hacia otro lado… seguramente hacia los tablones de la Bolsa o los Bancos en apuros. Lo que les ocurra al más de un millón de refugiados que ya se agolpan sin medios para sobrevivir les parece “lamentable”, pero siguen apoyando o no ponen obstáculos a Ruanda en su afán por anexionarse esa riquísima zona del Congo.
¿Qué le está pasando a la Comunidad Internacional? ¿Cuántos muertos más serán necesarios para que actúe?
29 de octubre 2008
(De www.redescristianas.net)
LA SITUACIÓN DE LOS NIÑOS EN EL CONGO
En el siguiente vídeo podemos ver la situación en la que vive la infancia en la República Democrática del Congo.
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