POR DICTINO MACEIRA, SEGLAR Y ECÓNOMO DE LA DIÓCESIS DE SANTIAGO DE COMPOSTELA
La Jornada del Día de la Iglesia Diocesana, que este año 2008 se celebra hoy domingo bajo el lema Tú eres testigo de la fe de tu Iglesia, es una magnífica oportunidad para dar a conocer a los fieles y ciudadanos en general algunos datos de índole económica que caracterizan a la Diócesis de Santiago de Compostela.
Nuestro Prelado, al invitarnos a vivir nuestro compromiso de creyentes en el ámbito de las comunidades parroquiales, allí donde la Iglesia acompaña a todos en cualquier situación de la vida y ayuda a los que más lo necesitan, delimita espacios en los que la colaboración económica de los católicos y de los que valoran la labor de la Iglesia resulta imprescindible.
El sostenimiento de las 1.071 parroquias que integran la Diócesis de Santiago, con sus correspondientes templos, capillas y santuarios, locales parroquiales y otras instalaciones; los más de 600 sacerdotes y el importante número de catequistas y voluntarios colaboradores, requieren, aun dentro de la mayor austeridad, unos apreciables recursos económicos que no resultan fáciles de alcanzar. Es, a través de las generosas aportaciones de los fieles, como se consiguen equilibrar los austeros presupuestos parroquiales y diocesanos.
En las cuentas del conjunto de la Diócesis en 2007, más del 43% de los ingresos provenían de las aportaciones de los fieles. Se trata del porcentaje mínimo que permite equilibrar presupuestos, y aunque la aportación apenas supera los 8 euros por habitante y año, resulta vital para la supervivencia. Acercarse a los 10 euros por habitante sería el objetivo a conseguir en los próximos dos años.
Cuando en los ámbitos de la economía internacional se habla de miles de millones de euros, cuando los presupuestos anuales de, por ejemplo, nuestra Comunidad Autónoma manejan cifras que superan los 4.000 euros por cada gallego, o los mas de 1.000 euros por habitante del presupuesto municipal de la capital de Galicia, parece una ridiculez que la Diócesis más importante de Galicia maneje presupuestos anuales que apenas superan los 20 euros por habitante y año.
Pero esa es la humilde realidad que algunos, quizá por desconocimiento, equiparan a una pretendida opulencia de la Iglesia.Para no caer en la precariedad, para poder seguir manteniendo el patrimonio artístico y monumental, para mantener nuestras parroquias abiertas a todos, para poder seguir realizando la asistencia social demandada por los más desfavorecidos, necesitamos la decidida colaboración económica de todo el mundo.
Una aportación periódica a la parroquia en la que cada uno esté radicado será la mejor forma de colaboración económica. Dios y los necesitados lo agradecerán.
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